Amazonas es uno de los 32 departamentos de Colombia, ubicado en la parte sur del país, en gran parte al sur de la línea ecuatorial. Es el departamento colombiano más grande en cuanto a extensión territorial y se compone en su totalidad de territorio de la Selva Amazónica. Al norte limita con los departamentos de Caquetá y Vaupés y al noroeste con el departamento del Putumayo. El resto de su territorio es de frontera internacional: al este con Brasil y al sur y sureste con el Perú. Amazonas es el departamento con mayor longitud en límites internacionales del país.
Decidimos visitar la selva Amazónica por medio de una agencia de viajes, On vacation. Iniciamos el viaje desde el aeropuerto de Cali, haciendo escala -obligatoria- por Bogotá y por último Leticia. En leticia tuvimos que pagar la tarjeta de entrada al Amazonas que eran de 20.000 pesos c/u. El aeropuerto parece de juguete, es diminuto y apenas bajas del avión sientes el calor sofocante.
Decidimos visitar la selva Amazónica por medio de una agencia de viajes, On vacation. Iniciamos el viaje desde el aeropuerto de Cali, haciendo escala -obligatoria- por Bogotá y por último Leticia. En leticia tuvimos que pagar la tarjeta de entrada al Amazonas que eran de 20.000 pesos c/u. El aeropuerto parece de juguete, es diminuto y apenas bajas del avión sientes el calor sofocante.
Lo primero que hay que hacer apenas se tenga tiempo libre es aplicarse el repelente de mosquitos y bloqueador solar.
El recorrido en taxi por Leticia hasta el muelle es un poco soso, no hay mucho que ver aunque hay un parque que en el atardecer se llena de loros. En el muelle tuvimos que esperar un poco para poder sentarnos en nuestra lancha que nos llevaría hasta el hotel que quedaba en medio del río en una de las muchas islitas que hay.
En la entrada del hotel nos saludaron unas indígenas de la región y con una fruta nos pintaron de rojo en la cara. Luego de esperar un rato nos acomodaron en nuestra habitación que quedaba un poco lejos de todo lo demás, para nuestra sorpresa la habitación estaba a medio terminar, el baño no tenía puerta, no había armario ni otros objetos.
Nos dedicamos a dar un paseo por la selva por un sendero que hay en el propio hotel. Pudimos ver monos aullando y jugando entre las ramas, insectos, arañas, y... un mundo verde. El primer atardecer fue mágico.
Asistimos a una charla de las actividades que haríamos y horarios, luego de eso fue la cena y hubo un baile de danza típica de la región. Luego de tanta música y risa nos fuimos a la cama donde nos encontramos con el primo demoníaco de la cucaracha acechando en nuestra cama -sin contar con los miles de grillos que se habían colado por la puerta- y el calor.
A la mañana siguiente nos preparamos para nuestra excursión a puerto alegría en el territorio peruano, vimos un manatí en una piscina - supuestamente lo habían salvado de morir... - vimos a la famosa Victoria regia, un gusano de agua súper peludo, monos, tortugas, lagartos, tucanes, guacamayos, perezosos, culebras. delfines rosados -mientras estábamos en la lancha-.
Desgraciadamente el guacamayo me picó y por poco me arrancó el dedo, otra cosa que ocurrió es que el primo demonio de la cucaracha tenia un hijo, digo que tenia un hijo porque pasó la historia.
Al día siguiente nos levantamos con la habitación inundada de tanta lluvia y luego nos propusimos de ir a visitar la casa del chocolate en Tabatinga - Brasil, tuvimos que negociar con uno de los funcionarios en el hotel -no quería cobrar demasiado dinero por llevarnos hasta Leticia, nos quería ver la cara de pendejos el muy oportunista...
En Tabatinga no había mucho que hacer, recorrimos los locales comerciales hasta encontrar un restaurante que estaba al lado de un parque, la lluvia era deliciosa con tanto calor y nos refrescó lo suficiente como para una larga caminata de regreso al muelle.
Esa noche hubo una gran presentación de bailes típicos del brasil. Nos divertimos e incluso las personas salieron a bailar. la noche estrellada parecía de cuento de hadas.
A la mañana siguiente tuvimos nuestra excursión a uno de los resguardos indígenas en el lado colombiano. Todo fue increíble, vimos como los niños aprendían a pescar en sus piraguas y se movilizaban de un lado a otro, como una Venecia selvática jaja
La reserva me pareció muy grande y moderna aunque los baños dejaban mucho que desear. Hubo un ritual donde a cada persona le asignan su animal, a mi me tocó la mariposa y Fer fue el único jabalí salvaje. Asistimos a un baile de bienvenida entre adultos y niños y a una caminata en medio de la selva en el cual nos colgamos de lianas, vimos los árboles que caminan y aprendimos a comunicarnos en la selva por medio de los árboles -había que golpearlos con un mazo-.
Marcas de jabalí salvaje |
Planta venenosa |
Árbol que camina |
Árbol para comunicarse |
La entrada a la reserva son cerca de 5.000 Pesos y el guía que nos llevó por el bosque nos pidió una 'donación'.
Nos fuimos con la imagen de la selva grabada en nuestros corazones, habían veces que mismo río amazónico parecía un mar ya que no alcanzaba a ver la otra orilla.
La moraleja de la historia es pelear por tus derechos -insistí en que nos cambiaran de habitación a una que estuviera en condiciones-.
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